El Pensil Mexicano es un jardín barroco tan importante que su nombre aún se aplica a seis barrios diferentes de los alrededores. Todos ellos pertenecían a la parroquia de Santa María Magdalena Atolman. Tras su creación en 1766, el jardín pasó a dominar poco a poco la zona. Puede entenderse como un predecesor de Six Flags. Del mismo modo, los residentes de esa parte de Tlalpan se referirán a su parte de la Ciudad como la “zona de Six Flags”.
El jardín también debe entenderse en el contexto de la Calzada México-Tacuba. Ésta también fue señalada en su momento como una cadena de Tivolis, es decir, jardines para el placer y el entretenimiento. La idea fue importada de la Europa de la época y fue importante para la élite novohispana. “Pensil” es simplemente un término castellano arcaico para referirse a un jardín elaborado y fantasioso.
Fotos: Maritza Ríos / Secretaría de Cultura de la Ciudad de México
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El jardín fue bautizado como el Pensil Americano en 179,5 cuando un libro refirió que había sido visitado por la Virgen de Guadalupe. Originalmente, unos 11.000 metros cuadrados estaban decorados y reservados para el paseo y la diversión de quienes buscaban un respiro natural de la ciudad. La propiedad había pasado a manos de don Matías de Gálvez y Gallardo, quien sería virrey de Nueva España desde 1783 hasta octubre de 1784. A su muerte, la propiedad pasó a su hijo, Bernardo de Gálvez y Madrid, el famoso cómplice de George Washington. Había sido nombrado ciudadano honorario de los Estados Unidos en agradecimiento a sus importantes derrotas contra los británicos, especialmente en Florida. Cuando se convirtió en virrey (1785), ya llevaba tiempo trabajando en la mejora de la propiedad. La mayor parte de su atención se centró en su otra casa, el actual Castillo de Chapultepec.
El cambio de nombre, de Pensil Americano a Pensil Mexicano ocurrió durante la invasión de Estados Unidos. Esto fue para evitar la confiscación de la propiedad, ya que antes había pertenecido a un ciudadano de los EE.UU. A pesar de los numerosos traspasos de propiedades en el siglo XIX, seguía siendo lo suficientemente resplandeciente como para atraer al emperador Maximiliano y su esposa, Carlota.
Hoy en día queda muy poco, pero se pueden ver las entradas al huerto principal. Estos están rematados por arcos con un escudo apenas visible. En el lugar de las antiguas huertas se construyeron almacenes que dañaron gran parte del aspecto de la propiedad. Todavía se conservan en su interior partes de la capilla, su torre y algunas zonas de los propios jardines.
Fuentes:
Rafael Fierro Gossman, November 2, 2015,
Grandes Casas de Mexico, El Pensil Americano
https://grandescasasdemexico.blogspot.com/2015/11/el-pensil-americano.html
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