Biblioteca de México “José Vasconcelos” (La Ciudadela)

La Ciudadela y la decena trágica

La Ciudadela no debe confundirse con el Mercado de la Ciudadela, situado al norte del recinto. La actual Ciudadela, que da nombre al mercado, es un magnífico edificio que se levantó entre 1793 y 1807. Fue diseñado por el arquitecto español José Antonio González Velázquez para albergar la Real Fábrica de Puros y Cigarros de México.

Hoy, el edificio alberga la Biblioteca de México José Vasconcelos (no confundir con la Biblioteca Vasconcelos) y el Centro de la Imagen, el centro de fotografía del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.

Pero la historia del edificio, todo lo que pasó entre la fábrica de cigarros y la biblioteca de hoy, es lo que lo hace fascinante. Su visita es gratuita y se puede recorrer la mayor parte de su planta baja.

La historia del edificio

El edificio fue encargado por uno de los últimos virreyes de Nueva España, Antonio María de Bucareli y Ursúa. Se le recuerda sobre todo por la gran avenida cercana que lleva su nombre.

La fábrica tiene un aspecto militar porque fue proyectada originalmente por un ingeniero militar llamado Miguel Constanzó. Así lo afirma el historiador Oscar Grajales López. La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando adjudicó el proyecto al arquitecto español José Antonio González Velázquez. Éste comenzó el proyecto en 1793 y no se terminó hasta 1807. El arquitecto Ignacio Castera intervino para terminar las últimas fases de la construcción. El llamativo estilo neoclásico de su fachada no fue suficiente para que dejara de parecer una fortaleza de poca altura. De hecho, no funcionó como fábrica de cigarros durante mucho tiempo.

Durante la Guerra de la Independencia, el edificio se convirtió en cuartel militar y en prisión. Los leales a la corona española encarcelaron aquí al héroe nacional José María Morelos. De camino a su ejecución, se detuvo a rezar en la capilla del Pocito de la Villa de Guadalupe, antes de ser fusilado en Ecatepec. Morelos sigue siendo conmemorado en la enorme escultura de la Plaza de la Ciudadela, justo al norte del edificio.

En 1816, en plena campaña de la Independencia, el virrey Félix María Calleja convirtió el edificio en un búnker de artillería. Fue uno de sus últimos actos como virrey. Como la gente aún no superaba la ejecución de Morelos, entre otros actos brutales que cometió, Calleja tuvo que ser relevado de su cargo en septiembre de 1816. Pero a partir de ese momento, el edificio fue conocido como La Ciudadela. Siguió sirviendo como armería, prisión y cuartel hasta mediados del siglo XX.

La decena trágica

El edificio es, aún hoy, más famoso por el escenario que proporcionó a la Decena Trágica durante la Revolución Mexicana.

En 1913, los leales a Félix Díaz Prieto, sobrino de Porfirio Díaz, se escaparon de la cárcel. Tras varios intentos infructuosos de derrocar militarmente al presidente electo, Francisco I. Madero, Díaz estableció aquí su cuartel general. Para ganarse el apoyo de Díaz, el general Victoriano Huerta firmó un pacto en el que prometía un lugar para Díaz bajo un régimen huertista.

Huerta no cumplió el pacto. Pero durante el sitio de La Ciudadela, los opositores engañaron al presidente Madero. La oposición asesinó brutalmente al hermano del presidente, Gustavo Adolfo Madero, que había sido encarcelado aquí. Los mismos soldados, aún leales a Díaz, asesinaron más tarde al Capitán de Navío y Jefe del Palacio Nacional, Adolfo Bassó, y a un periodista llamado Manuel Oviedo. Es un sitio grave, importante y bien recordado.

Francamente, el edificio necesitaba un largo descanso. En 1944, el Presidente decidió albergar aquí la Biblioteca de México. Se inauguró en 1946 bajo la dirección de José Vasconcelos. En el año 2000, el presidente Ernesto Zedillo le cambió el nombre a Biblioteca de México “José Vasconcelos”.

Posteriormente, en 2012, los arquitectos Alejandro Sánchez y Bernardo Gómez Pimienta realizaron una importante remodelación. Reabierta con el nombre de Ciudad de los Libros, la biblioteca adquirió numerosas colecciones personales.

Hoy en día, sólo con pasear por ella se pueden apreciar muchas de estas cosas. Es gratuita y está abierta la mayoría de los días, e incluso un somero paseo por ella permite hacerse una idea de todo lo anterior.