La Pirámide de Tequipa es un sitio arqueológico poco conocido en una esquina de Santo Tomás Ajusco, en Tlalpan. Técnicamente, el sitio data del periodo posclásico tardío. Es decir, entre 1325 y 1521. Pero quizá lo más interesante es que el sitio es posterior a la caída de Azcapotzalco y anterior a la llegada de los españoles en 1519. Es decir, fue construido por pueblos tepanecas que huyeron del avance mexica sobre su ciudad-estado con el ascenso de la Triple Alianza.
Los habitantes de Santo Tomás Ajusco son los únicos que a veces cuidan el sitio. Permanece abandonado y deteriorado aunque es un punto de orgullo local. Se espera que los visitantes muestren el debido respeto. El yacimiento ha sido objeto de saqueos, probablemente en el siglo XX, que han dañado algunas partes de la pirámide. Esto se agravó aún más por quienes buscaban piedra tallada para materiales de construcción.
Las excavaciones organizadas en la zona han revelado enterramientos y restos de cerámica y ofrendas. El lado oriental de la pirámide posee una escalinata. Probablemente la extracción de piedras para la construcción local la dañó.
Aunque el sitio fue sin duda un centro ceremonial durante parte del siglo XIV, hoy es más bien un punto de orgullo para algunos de los residentes más antiguos del Ajusco. Algunos arqueólogos afirman que en lo alto de la pirámide hubo una figura tallada. Ésta habría dominado un famoso cofre ceremonial de piedra. El “Cuartillo” se encuentra hoy en el atrio de la iglesia de Santo Tomás Ajusco.
El pueblo del Ajusco obtuvo los derechos sobre sus tierras ancestrales en 1609, bajo la pluma de Felipe II. La Nueva España no tenía entonces más de 90 años. Incluso entonces, la Pirámide de Tequipa servía como recordatorio del pasado del pueblo en Azcapotzalco, y de su presente, en y entre las colinas que rodean la montaña del Ajusco.
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