Photos: Catedrales e Iglesias/Cathedrals and Churches, Attribution 2.0 Generic
Candelaria de los Patos es un pueblo y barrio histórico que gira en torno a la Iglesia de la Candelaria Purificación de Nuestra Señora, en la actual alcaldía de Venustiano Carranza. Desde 1580 se tiene constancia de la existencia de una iglesia y aunque es una estructura sencilla, la estatua de Cristo que se encuentra en su interior tiene brazos móviles para conferir bendiciones a quienes la visitan. El exterior de la iglesia fue minuciosamente remodelado en 1924.
Antes de la conquista española, la zona era una isla y un humedal, propensa a las epidemias y ampliamente considerada como un lugar no idóneo para vivir. A medida que el lago de Texcoco fue dando paso a tierra firme y a la ciudad, se convirtió durante mucho tiempo en una popular zona de caza de patos. Como dijo el cronista José María Marroqui:
“Las mujeres eran las que se dedicaban al tráfico nocturno de patos. Iban a la ciudad hacia las siete de la tarde, anunciando su mercancía con un grito especial para que todos la oyeran. Casi siempre, vendían todas sus patos y luego, para volver a sus casas, no iban solas, sino todas juntas a un lugar previamente determinado para evitar los asaltos, que a veces sufrían, y para mayor seguridad algunos parientes masculinos salían a su encuentro”.
Marroqui señaló que a finales del siglo XIX el comercio de patos había concluido y las embarcaciones fueron trasladadas al barrio entonces llamado Tultenco Resurrección, actualmente colonia Paulino Novarro.
El área que rodea a la iglesia fue ampliada en gran medida para ser utilizada como cementerio durante la “Epidemia de Matlazahatl” de 1737. Esto se debió a que estaba alejado de la ciudad y se dice que el número de difuntos superaba los lugares de sepultura disponibles en la ciudad.
Otro cronista, Ignacio Manuel Altamirano, relató con detalle el hacinamiento y la miseria del barrio cuando lo visitó en 1869.
“Desde el puente de la Soledad de Santa Cruz uno se pierde en un laberinto de callejuelas sucias e infectas. Todo anuncia que se ha entrado en una región de fiebre y hambre. Las grandes casas del barrio son viejas y destartaladas. En las numerosas casas, estrechas y oscuras, se hacinan generaciones enteras de personas miserables. Las calles no sólo están desiertas sino inmundas, la atmósfera es sofocante, los grandes agujeros pavimentados en piedra en la época de los virreyes están ahora llenos de un agua fangosa y el negro exhala las miasmas mortales. Cerca, entre los vertederos y la inmundicia, en pequeños prados crecen con exuberancia insustanciales quelites [hierbas]. Estas se cocinan con agua simple y, con algunas tortillas, constituyen la comida diaria de estas tribus hambrientas.”
Permaneció casi sin cambios durante 100 años más.
En 1963, el regente de la ciudad, Ernesto P. Uruchurtu, visitó Candelaria de los Patos. Ordenó el cierre de las pulquerías y anunció que el antiguo barrio sería sustituido por edificios de viviendas. La demolición comenzó en 1966 y pronto desapareció prácticamente la totalidad del barrio.
A las afueras del barrio, la antigua y desalentadora prisión de Lecumberri se convirtió en el Archivo General de la Nación en 1980.
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