Barrio San Lorenzo Tlaltecpan, Xochimilco

La Capilla de San Lorenzo Tlaltecpan es el corazón de uno de los barrios mas antiguos de Xochimilco. Es reconocido por mantener mucha de su cultura antigua aunque a menudo se confunde con el Pueblo de San Lorenzo Atemoaya, que se encuentra un poco más al sur. Su nombre “Tlalctepan” viene del  Náhuatl, tlalí que significa “tierra” y tecpan que significa “templo”, por lo que se puede interpretar como “lugar del templo”.

Solía ser el centro religioso de los Xochimilcas y durante la colonia fue beneficiado por las prácticas agrícolas que llegaron desde España. Esto contribuyó a que el barrio mantuviera su estatus y permitiera a los pescadores usar las lagunas. Sin embargo, por ser pequeño, sólo se construyó una capilla pequeña. El barrio como tal se extiende hasta la alcaldía de Tláhuac y también lo hace el sistema de canales, lleno de chinampas, que deleitan a los visitantes.

Capilla de San Lorenzo

La capilla de 1958, fotografiada arriba, presenta una inconfundible mezcla de estilos barroco, modernista y monástico militar. Como en la mayor parte de Xochimilco, la Capilla de San Lorenzo está orientada al oeste.

La fachada de tezontle rojo y cantera tiene rasgos tanto de arte popular como de barroco. Hay dos nichos a cada lado de la puerta principal con figuras que datan de años más recientes. La ventana octogonal del coro es de cantera tallada, justo debajo de una placa que sostiene los tres arcos del campanario. La bóveda se apoya en contrafuertes de cuatro lados. Las inconfundibles almenas, de nuevo, recuerdan el estilo monástico militar introducido en México por los franciscanos.

El barrio de San Lorenzo, a veces llamado San Lorencito, es conocido por sus retorcidas y sinuosas calles y por las vistas de las chinampas. Éstas se adornan con los colores de las cosechas: flores, maíz y romeritos. Sin embargo, la mayoría de los visitantes internacionales se dirigen a la pintoresca calle comercial principal, la calle Dalia, a la que se abre la capilla. Es un barrio notable y aunque está bien escondido, lo puedes encontrar pasando la Catedral de Xochimilco.