Hotel Camino Real, Polanco

El  Hotel Camino Real, Polanco es  emblemático y uno de los lugares más célebres para alojarse en la Ciudad de México. Su construcción se planeó en previsión de los Juegos Olímpicos de 1968, pero ha sobrevivido como uno de los más importantes de la Ciudad en parte gracias al hoy inconcebible equipo que lo levantó.

El diseño del hotel corrió a cargo principalmente de Ricardo Legorreta. Pero pronto contó con Matías Goeritz y Luis Barragán. Según la leyenda, fue a Barragán a quien se le ocurrió llenar el nuevo hotel de arte fantástico. El razonamiento no era otro que captar la imaginación de los peatones del hotel, en gran parte horizontal, mientras recorrían sus considerables distancias.

Entre las obras de los primeros años había un tapiz de Anni Albers, una escultura de Alexander Calder, un mural de Pedro Friedeberg y obras de Goeritz. Barragán diseñó el todavía magnífico interior del vestíbulo. El flamante hotel se inauguró a tiempo para los Juegos Olímpicos y nunca ha pasado de moda.

En la década de 1970 se añadieron obras. Rufino Tamayo realizó un nuevo e importante mural y se colgaron en las paredes pinturas de Rodolfo Morales. El tapiz de Albers estuvo perdido durante muchas décadas y no se recuperó hasta 2018.

Hoy en día, el Camino Real Polanco sigue siendo uno de los lugares más lujosos para alojarse en la Ciudad de México. El diseño simplemente debe ser vivido para ser plenamente apreciado. Tampoco suele estar entre los hoteles más caros. Su ubicación es ideal para explorar Polanco, Chapultepec y el cercano Paseo de la Reforma.