Misterio Doloroso No. 3

El Tercer Misterio Doloroso representa la Coronación de Espinas. El monumento es la primera sustitución moderna que los paseantes, o peregrinos encontrarán a lo largo de la Calzada de los Misterios. A mediados del siglo XIX, la construcción del ferrocarril a Veracruz dañó gravemente siete de los 15 Misterios originales. Se perdieron por completo para la historia.

Pero en 1999, en previsión de una visita del Papa Juan Pablo II, el Ayuntamiento comenzó a modernizar la calle. Los siete Misterios desaparecidos fueron sustituidos por réplicas contemporáneas. Quienes recorran la antigua ruta de peregrinación y hayan pasado por delante de los monumentos originales precedentes verán que el efecto es coherente con el recorrido. Tan sólo 25 años después, los nuevos monumentos honran el pasado y evocan algo de la sensación de majestuosidad, incluso para los transeúntes modernos puramente seculares.

El paseo sigue un antiguo recorrido hasta el antiguo templo de la diosa Tonantzin Coatlaxopeuh. La Iglesia reinterpretó esa deidad a partir de la década de 1530 con las apariciones marianas. Éstas evolucionaron con bastante rapidez hasta convertirse en la Villa de Guadalupe y en un seguimiento mariano que se extendió por todo el mundo y se convirtió probablemente en el centro espiritual católico romano más importante de América.

Pero curiosamente, este Tercer Misterio Doloroso es el primero en la histórica Colonia Industrial. Con el ferrocarril llegó un siglo de manufacturas y grandes negocios al barrio del antiguo templo. Los nombres de las calles aún reflejan con colorido las antiguas firmas comerciales que emplearon a miles de personas y permitieron que al menos las clases directivas poblaran las numerosas calles circundantes. Construyeron sus casas, amurallaron sus jardines y generaciones se adaptaron a una realidad totalmente distinta.

Cuando hoy paseas por la Calzada de los Misterios, compartes esa historia. Paralela a la Calzada, y sólo una manzana al oeste, está la calle La Corona. No conmemora la Corona de Espinas, sino la fábrica de jabón “Jabón La Corona”. La planta abrió sus puertas al borde de la Villa de Guadalupe en 1920. El detergente Roma sigue siendo muy sensible a la P.h. del agua de Ciudad de México y se fabrica justo al otro lado de los límites de la ciudad, en Ecatepec, como  se viene haciendo desde hace 104 años.