Puerta de Tlaltenco

La Puerta de Tlaltenco es sin duda la estructura más visible de la época colonial en Tlaltenco. El arco de piedra se utilizó durante el periodo colonial tardío como puesto de control aduanero. Los que transportaban mercancías por tierra tenían que detenerse aquí para pagar un impuesto sobre las mercancías que circulaban por el canal. Durante la mayor parte del siglo XVIII, se llamaba simplemente La Aduana. La estructura de piedra no entró en funcionamiento hasta el 30 de junio de 1789, pero el puesto de control existía aquí mucho antes.

De hecho, marca uno de los puntos de un sistema de diques construidos bajo la dirección de Cuitlahuac II para controlar el flujo de agua. Como muchas de estas obras hidrológicas, posteriormente se convirtió en una calzada. Y ésta se encontraba junto al canal utilizado para el traslado de mercancías más pesadas en canoas y barcazas canaleras, incluso hasta el final del periodo colonial. En la entrada de Tulyehualco, en lo que hoy es Xochimilco, aún se conserva una puerta gemela. Lamentablemente, ese arco fue dañado durante la Revolución Mexicana. Éste es el único de su tipo que se conserva.

La Puerta de Tlaltenco era también un puesto de control para las personas que transportaban ganado. Estos debían pagar una cuota según el tipo de pezuña, ya sea entera o partida. Este hecho fue constatado por Alejandro de Humboldt en su visita a la Nueva España a finales del siglo XVIII.

Hoy en día, las visitas suelen combinarse con viajes a algunos de los otros sitios de Tlaltenco. El arco es un viaje fácil tanto desde el Metro Tlaltenco como desde el Metro Tláhuac. Los verdaderos aventureros continuarán hasta el Lago de los Reyes Aztecas, para comer y dar un paseo en barco.