Hombre corriendo de Germán Cueto

Hombre corriendo, de Germán Cueto, es una de las tres esculturas de artistas invitados para la Ruta de la Amistad. La ruta se desarrolló como parte de la “Olimpiada Cultural” que se realizó para conmemorar los Juegos Olímpicos de 1968. Las otras 22 estaciones de la ruta representan la amistad entre los países participantes de todo el mundo

La obra tiene alrededor de seis metros de altura. Está esculpida en bronce y son simplemente dos formas entrelazadas que se combinan visualmente para representar una figura en movimiento. Al estar montada sobre la roca volcánica, típica de esta zona, el acabado estriado de la obra se puede interpretar como una excelente introducción al Área Ecológica del Pedregal de San Ángel.

El Hombre corriendo fue restaurado en 2007 y actualmente su mantenimiento corre a cargo de la UNAM. Justo al norte de la entrada principal del Estadio Olímpico, es un punto de referencia poco frecuentado en Insurgentes Sur.

• Germán Cueto (1883-1975). A pesar de ser mexicano, se asocia, aún actualmente, a los movimientos artísticos de Europa durante el periodo de entreguerras. Sus estudios iniciales de química fueron interrumpidos por la Revolución Mexicana. Trabajó en España durante esos primeros años y regresó como artista a México en 1918. En 1923 fue miembro fundador del movimiento estridentista. Cueto regresó a Europa de 1927 a 1932, y a partir de entonces su obra se mantuvo muy alejada del impulso principal del arte mexicano del siglo XX, dominado por el muralismo.
• Fundado en Ciudad de México, los artistas y escritores estridentistas empezaron a celebrar actos en la Avenida Jalisco (actualmente la Avenida Álvaro Obregón). Llegaron a tener su sede en Xalapa, en la Universidad de Veracruz. El poeta Manuel Maples Arce era el Secretario de Gobierno del estado de Veracruz en ese momento. El movimiento compartía algunas características con movimientos abstractos europeos como el cubismo y el futurismo italiano, y con componentes sociales similares a los del dadaísmo y el ultraísmo literario español. La Revolución le había infundido al movimiento una marcada conciencia por la acción aplicada.