La Gran Espiga, Fernando González Gortázar

La Gran Espiga es una gigantesca escultura monumental en la Calzada de Tlalpan, en el cruce del trébol con la Avenida Taxqueña. La mayoría de los residentes de la Ciudad no tiene idea de por qué está ahí, y a menudo se asume que fue parte de la Ruta de la Amistad. Esa serie de esculturas gigantescas llegó a dominar muchos paisajes del sur de Ciudad de México como parte de los preparativos para los Juegos Olímpicos de 1968.

En realidad, La Gran Espiga data de unos años más tarde, de 1973. La obra fue realizada por el arquitecto y escultor Fernando González Gortázar, conocido sobre todo por su labor profesional en Guadalajara y otras zonas de Jalisco.  Fue encargada por la entonces Delegation of Coyoacán como parte de un proyecto de embellecimiento urbano.

• Fernando González Gortázar (1942-2022) nació en la Ciudad de México y pasó la mayor parte de su juventud en Guadalajara. Estudió la licenciatura de Arquitectura en la Universidad de Guadalajara, donde se graduó en 1966. A finales de la década de 1960 estudió en París en el Instituto de Arte y Arqueología y en el Collège de France. Llegó a ser conocido por su trabajo como arquitecto, urbanista, paisajista y estudioso del folclore mexicano. Su obra está representada en proyectos por todo México y en España y Japón, entre otros lugares. Regresó a vivir y trabajar a Ciudad de México en 1990 y fue nombrado profesor en la cátedra Federico Mariscal de la Facultad de Arquitectura de la UNAM en 2000.

Sin embargo, cuando González Gortázar regresó a Ciudad de México, la escultura llevaba mucho tiempo abandonada. Dañada por el tráfico, el vandalismo y las inclemencias del tiempo, no fue hasta 2018 cuando se restauró por completo. 50 años después de que la obra fuera concebida, como una Gran Espiga de Trigo, se entiende como el “símbolo del artista de todo lo bueno, de lo que nos alimenta y nos ayuda a vivir, de la nobleza y la armonía del pueblo”. Una imagen poética, utilizada por innumerables escritores de todos los tiempos”.