Alberto Pérez Soria (1938-1985) es uno de los grandes héroes anónimos de la escultura de la Ciudad de México. Algunas obras verdaderamente monumentales se erigen en Parque Chapultepec, Sección 2. Dos llamativas figuras religiosas de bronce (de Juan Caballero y Ocio y Fray Junípero Serra se erigen prominentes en el centro de Querétaro.
Pero en Ciudad de México, las obras de Pérez Soria son aún más prolíficas. Han sido trepadas, pisoteadas y defendidas por unas tres generaciones de niños de Ciudad de México.
En 1969, año ya psicodélico en la psicología infantil, el escultor recibió el encargo de realizar esculturas zoomorfas para parques mexicanos y para los usuarios mexicanos. El encargo procedía del Instituto de Protección a la Infancia (INPI)
Habiendo asistido a la Academia de San Carlos de 1957 a 1963, Pérez Soria ya había colaborado en la Fuente de Nezahualcóyotl de Luis Ortiz Monasterio. No muy lejos, las figuras de las esquinas de la Fuente de Xochipilli también fueron obra de Pérez Soria.
Pero las figuras de juego zoomorfas siguen siendo sus obras más importantes. Originalmente pensadas para ser fundidas en bronce, la propuesta incluía un gorila, un elefante, un oso, un rinoceronte, una jirafa, un cisne, una tortuga, un hipopótamo, una foca y un delfín.
La propuesta se modificó posteriormente para producir las figuras en hormigón moldeado, en un número muy superior al de la propuesta original. Las figuras llegaron a poblar parques infantiles de todo México. Desde entonces han sido pintadas y repintadas cientos de veces. Algunas fueron robadas. Otras sufrieron daños con el paso de los años. Pero todas ellas siguen siendo figuras arquetípicas que a los habitantes de Ciudad de México les parecen haber quedado preimpresas en la mente.
A continuación te mostramos algunos de los parques donde aún puedes encontrar las icónicas obras zoomórficas de Pérez Soria. Por supuesto, son más divertidos si llevas a los niños.
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