Barrio San Marcos Tlaltepetlalpan, Xochimilco

El Barrio de San Marcos Tlaltepetlalpan es uno de los asentamientos originarios menos visitados aún cuando tiene rincones interesantes que lo vuelven único.  También cuenta con reconocimientos sociales como el que obtuvo en 1936, por ser el barrio más limpio. La mejor forma de llegar es bajando en la estación Francisco Goitia del tren ligero. El nombre de la estación corresponde al del gran pintor zacatecano Francisco Goitia, quien fuera uno de los más famosos residentes del  barrio durante sus estancias en la capital, antes de fallecer por una neumonía en 1960. Los visitantes pueden acceder también a la terminal de Xochimilco en el barrio de San Pedro.

Tlaltepetlalpan significa tierra cerca de los cerros y es el más occidental de los asentamientos originarios. Al oriente se extendía el antiguo lago de Xochimilco. Al sur se encuentra la Avenida Guadalupe I. Ramírez, de la que salen muchos camiones hacia el embarcadero Fernando Celada. San Marcos comienza con la famosa fuente de la sirena.

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  La fuente data del Porfiriato y sus placas de presentación están escritas en español y náhuatl, dedicadas al pueblo de Xochimilco. La fuente alude a la legendaria Tlanchana, mitad mujer. mitad serpiente de agua, cuya leyenda se acuña en el río Lerma. Hay fuentes similares en la Casa del Risco y en el Museo de la Ciudad de Mexico. Muchos hogares dependían de la pesca y la Tlanchana se posicionaba como deidad de la prosperidad.

Capilla de San Marcos Evangelista

Los terremotos de 2017 provocaron graves daños en la capilla de San Marcos. Todo el campanario, (en la foto de arriba), se derrumbó. Reconstruida por completo en 1775 y renovada en 1974, los planes prevén la restauración de la iglesia en los próximos años. La única nave de la iglesia sostenía una torre con cuatro campanas, actualmente en espera de restauración. Asimismo, se está restaurando parte del arte del interior de la iglesia. En particular, la escultura de un león, asociada a San Marcos, está actualmente en un taller.

No obstante, merece la pena pasear por el barrio más allá de los paseos en embarcaciones o del tren ligero. Las calles torcidas siguen su propio plan orgánico. Esto fue mucho antes de nuestra época de planificación y urbanismo.