Los palacios de la ciudad de México están casi, pero no del todo, perdidos en el paisaje urbano de hoy. Describirla como "la ciudad de los palacios" puede parecer una mera pretensión si uno no tiene cuidado de mirar a su alrededor. De hecho, el sobrenombre "ciudad de los palacios" fue compuesto por un viajero inglés, Charles Latrobe quien la visitó a mediados del siglo XIX.
Si bien la palabra "palacio" se utiliza para todo, desde una tienda departamental, hasta el Palacio de los Deportes y todo tipo de edificio gubernamental y oficial, la ciudad fue llamada así por Latrobe, por sus palacios residenciales.
Los palacios de la Ciudad de México son una ventana al mundo de personas en gran parte olvidadas. Y para entender el México actual, nunca está de más mirar las vidas de algunas de las personas que vivieron en el pasado de México.
Las casas del siglo XVIII para la realeza y la nobleza rara vez superan los dos pisos. Lamentablemente eso significa que es aún más fácil pasarlos por alto entre los rascacielos de hoy. Pero hay más de unas pocas de estas casas palaciegas. Afortunadamente muchas de ellas se pueden visitar, para tomar un café, en un viaje a un museo, o incluso en una salida nocturna por la ciudad.
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