Para contar el papel de la Arquitectura Religiosa del Siglo XX, es necesario contar un período de casi 80 años de enfrentamientos a veces violentos entre el estado y la iglesia.
Dicho conflicto comenzó con la Reforma Religiosa de la década de 1850 y terminó solo con la conclusión de las Guerras Religiosas en 1930. En ese periodo se levantaron pocas construcciones religiosas. Estos reflejan la distensión relativamente conservadora entre la administración de Porfirio Díaz y la iglesia.
La Revolución Mexicana interrumpió nuevamente la construcción. Solo chisporroteó a fines de la década de 1920. Los verdaderos grandes de la arquitectura del siglo XX en la Ciudad de México protagonizaron un tremendo regreso el tiempo que dieron la bienvenida a los exiliados e inmigrantes europeos. Entre ellos se encontraban algunos arquitectos muy destacados.
A muchos de estos talentosos modernistas NO se les otorgarían los contratos estatales que fueron para arquitectos nacidos en México, tales como José Villagrán y Mario Pani. Los proyectos modernistas e incluso ultramodernistas en los que pudieron trabajar a partir de entonces, explotaron en el horizonte de la Ciudad de México y son el tema de estas páginas.
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