La colonia Santa María Nonoalco es uno de los diez pueblos originarios de la delegación Álvaro Obregón y cuenta con el reconocimiento de haber conservado parte de su patrimonio histórico por parte del gobierno de la Ciudad. Hoy es un enclave curioso armoniosamente atravesado por la Ciclovía Ferrocarril de Cuernavaca, aunque durante gran parte del siglo XX sus residentes vivían esquivando los trenes del antiguo ferrocarril, e incluso el tráfico pesado en el pretérito más reciente.
El pueblo aparece en registros del siglo XVI como “Nunualco”. Como la mayor parte del oriente de Álvaro Obregón, fue dependencia de Coyoacán.
La iglesia data también del siglo XVI. Su arquitectura es de una sola nave de cañón corrido con lunetas y el transepto está rematado por una espectacular cúpula cubierta de azulejos. En 1932 fue declarada monumento histórico, aunque ya para entonces había desaparecido gran parte de la colección mencionada en textos tempranos.
El portal principal es un arco de medio punto de cantería labrada cubierto de tallas en relieve, aunque su entrada del atrio, formada por tres arcos de piedra, es quizá mucho más reconocida, ya que se encuentra frente al mercado de la colonia. Sorprendentemente, los arcos de piedra también datan del siglo XVI. La edad del atrio se deduce del hallazgo de un pequeño mausoleo que mostraba una clara influencia de la arquitectura árabe, propia de este siglo.
No hay muchas paradas en el camino de la Ciclovía Ferrocarril de Cuernavaca más convenientes que Santa María Nonoalco. Esta colonia es un excelente lugar para explorar y pasar una amena tarde.
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Uno de los asentamientos originarios y un gran barrio para caminar.
Un pueblo antiguo y agreste en las tierras altas de la Ciudad de México.
Un antiguo barrio de Álvaro Obregón.
Un pueblo antiguo aún revela secretos.
Una iglesia que aún se conserva de la época de Vasco de Quiroga...