La Universidad Obrera de México “Vicente Lombardo Toledano” es una institución pública de enseñanza superior situada en el centro histórico de Ciudad de México. Fue fundada en 1936 por el sindicalista y político Vicente Lombardo Toledano, en honor al cual la universidad fue rebautizada posteriormente.
Desde principios del siglo XX, con la fundación de la Casa del Obrero Mundial en 1912, se había planteado la idea de crear una universidad de educación superior enfocada a acercar la educación superior a la clase obrera, formar líderes sindicales y difundir entre la población los derechos de los trabajadores. El principal antecedente de la institución fue la creación de la Asociación Pro Cultura Nacional en 1933 y la fundación de la Universidad Gabino Barreda, que se disolvió en 1936 en favor del recién creado Instituto Politécnico Nacional. El mobiliario correspondiente a las escuelas de Bacteriología, Química e Ingeniería fue donado al IPN, mientras que el resto de la institución fue reestructurada por Vicente Lombardo Toledano para fundar la Universidad Obrera de México el 8 de febrero de 1936.
En 2015, la matrícula universitaria era cercana a los 5 mil estudiantes.
El edificio universitario se encuentra en el centro histórico de la Ciudad de México, en la calle de San Ildefonso número 72. Fue construido en 1612 por la Compañía de Jesús como colegio para la educación de los indígenas. En 1853 formó parte del Colegio Nacional de Agricultura, en 1866 se convirtió en escuela de sordomudos y en 1869 en Escuela de Artes y Oficios. En 1884 se instalaron en el edificio los talleres de la Escuela Correccional y posteriormente se estableció la Hemeroteca Nacional. En 1964 el edificio pasó a ser propiedad de la Universidad Obrera de México.
El edificio que actualmente ocupa la Universidad Obrera de México fue construido inicialmente por la Compañía de Jesús con el propósito de dedicarlo a la educación de los indígenas y se denominó Colegio de San Gregorio; su construcción se inició en el año de 1612.
Actualmente se encuentra en la zona denominada “Centro Histórico de la Ciudad de México”, que se estableció a partir de los trabajos de descubrimiento del Templo Mayor, en el año de 1980. Este importante centro arqueológico se encuentra cerca del Palacio Nacional y de la Catedral Metropolitana, y es el vestigio más importante que nos lleva a la propia fundación de México-Tenochtitlán, ocurrida en el año 1325.
La Universidad Obrera de México se encuentra en la calle de San Ildefonso, número 72, entre la iglesia de Loreto, una magnífica obra neoclásica de principios del siglo XIX, y el antiguo Colegio de San Pedro y San Pablo, construido en el siglo XVI. En la misma manzana se encuentra el templo de San Pedro y San Pablo, donde la regencia de los Tratados de Córdova ordenó que se estableciera el Primer Congreso del México independiente en 1824; durante algún tiempo albergó el Colegio Militar; fue depósito de víveres para el ejército invasor de Napoleón. En 1884 se instalaron los talleres de la Escuela Correccional y, posteriormente, la Hemeroteca Nacional, dependiente de la Universidad Nacional Autónoma de México, que funcionó hasta 1980. Actualmente alberga el Museo de las Constituciones.
Para 1829, el edificio del Colegio de San Ildefonso, de San Gregorio, había pasado a manos de los laicos, siendo su primer rector Juan Rodríguez Puebla, una eminencia de la gran corriente liberal, que era hijo de un “aguador”. Cuando se hizo cargo del colegio, introdujo nuevas cátedras, modernizó los libros de texto y estableció la primera clase de agricultura teórica y práctica. También fundó la academia de profesores para estudiar las antigüedades mexicanas; creó las academias de música y literatura y la primera clase de gimnasia de México. Estableció una biblioteca que fue considerada la mejor de su época, la cual era frecuentada por Francisco Zarco, Leona Vicario, Guillermo Prieto, Ignacio Ramírez y el propio Benito Juárez.
Rodríguez Puebla se unió a sus alumnos en la defensa de nuestra patria y luchó contra el invasor yanqui en 1847, participando en la fortificación y defensa del Cerro del Peñón. Fue tres veces diputado federal y su tumba está en el templo de Loreto.
El edificio que ocupa la Universidad Obrera de México fue parte del Colegio Nacional de Agricultura en 1853. En 1866 fue Escuela de Sordomudos; Escuela de Artes y Oficios, en 1869. Posteriormente fue utilizado como orfanato. Albergó el taller de fundición de Manuel Tolsá, de donde salió la escultura ecuestre de Carlos IV, llamada popularmente “El Caballito”. En los últimos tiempos tuvo varios usos, entre ellos el de hospital para empleados federales. Cuando en 1964, por decreto presidencial del Lic. Adolfo López Mateos, se le dio el usufructo a la Universidad Obrera de México, estaba casi en ruinas. Fue gracias a los trabajadores y ex alumnos de la misma, que organizaron una serie de “Sábados Rojos” para restaurarla, que ahora está al servicio de la educación sindical de la clase trabajadora.
La Universidad Obrera de México tiene como antecedente histórico la Asociación Pro Cultura Nacional, fundada en 1933 e integrada por profesores de reconocido mérito científico y pedagógico a nivel nacional, como los doctores Vicente Lombardo Toledano y Antonio Caso; Jesús Silva Herzog, Xavier Icaza, Palma Guillén y Ricardo J. Zevada; los biólogos Isaac Ochoterena, Leopoldo Ancona y Antonio Ramírez Laguna; el ingeniero Arturo Martínez Adame; así como los pintores y grabadores David Alfaro Siqueiros, Leopoldo Méndez, Jorge Enciso y Xavier Guerrero; el escritor Agustín Yáñez y muchas otras personalidades de gran relevancia dentro del panorama cultural del siglo XX.
La Asociación “Pro Cultura Nacional” fundó la Escuela Preparatoria “Gabino Barreda” y posteriormente la Universidad “Gabino Barreda”. Al crearse el Instituto Politécnico Nacional, la Asociación “Pro Cultura Nacional” decidió que la Universidad “Gabino Barreda” terminara su labor y entregara a la naciente institución los implementos y aparatos científicos de las escuelas de Bacteriología, Química e Ingeniería Municipal. Al mismo tiempo, se acordó la creación de la Universidad Obrera de México, que fue fundada el 8 de febrero de 1936, en un acto al que asistieron representantes de todas las organizaciones sindicales nacionales.
El propósito que animó al Dr. Vicente Lombardo Toledano en la creación de esta institución fue el de formar cuadros dirigentes del movimiento obrero en función de los intereses de la clase trabajadora, por lo que era necesario enviarles los instrumentos fundamentales para orientar mejor sus luchas, a través del conocimiento científico de la realidad social e histórica. Una institución con estos objetivos había sido, a lo largo de los años, una de las grandes aspiraciones de la clase obrera desde la fundación de la Casa del Obrero Mundial en 1912.
Con la fundación de la Universidad Obrera de México se atendió una de las demandas más urgentes de la clase obrera organizada en sindicatos y de miles de trabajadores sin afiliación alguna. Dicha demanda era contar con una institución educativa que explicara cómo funciona y cuál es la importancia de un sindicato; cómo se forma una federación o confederación; cuáles son las funciones de las Juntas de Conciliación y Arbitraje, etc. Ese conocimiento era y sigue siendo un principio fundamental para poder ejercer plenamente el derecho al trabajo, que ya estaba establecido en el artículo 123 de nuestra Carta Magna y regulado por la Ley Federal del Trabajo. Asimismo, era importante llevar a los trabajadores a un claro conocimiento del desarrollo histórico de la economía y de la lucha de los obreros y campesinos, tanto a nivel nacional como internacional, así como de las corrientes de pensamiento filosófico existentes.
Con estos propósitos, el plan de estudios de la Universidad Obrera de México ha estado siempre vinculado a las demandas contractuales, a los derechos conquistados, a implantar una democracia sindical con plena independencia de la clase patronal, de los gobiernos estatales o federales y de los partidos políticos, y en permanente actualización de acuerdo con el desarrollo de las aplicaciones científicas y técnicas a la producción.
Estos avances tecnológicos no siempre han favorecido a los trabajadores ni a la sociedad en su conjunto, sino que han perjudicado el nivel de vida, la seguridad laboral, la salud, la vivienda y la jubilación justa; también se han inclinado ostensiblemente a favor del otro factor de la producción, que es la clase empresarial, la cual, en un esfuerzo por aumentar su capital, crea una lucha contra sus trabajadores, una lucha de clases. Esto es muy claro en el actual proceso de globalización neoliberal que se da en nuestro país y en el mundo.
En este encuentro de intereses antagónicos, la educación sindical y la formación cultural suficiente para extender, en el marco de los avances legislativos, las posiciones de clase respecto a los derechos políticos juegan un papel crucial, para que, si las partes de la producción consideran necesario llevar a cabo reformas a la Ley Federal del Trabajo, éstas se realicen con base en los derechos conquistados a lo largo de la historia del movimiento obrero, que ha demostrado que es de suma importancia el respeto a la vida de la Nación las organizaciones sindicales, la fundación de nuevas entidades de trabajadores, así como la firma de contratos colectivos de trabajo. Para ello se necesitan dirigentes honestos, democráticos y comprometidos con la defensa de los derechos de todos los trabajadores.
Cercano a 0.09 kms.
Cercano a 0.10 kms.
Cercano a 0.11 kms.