Templo de Santa Inés

El Templo de Santa Inés es la antigua iglesia del Convento dedicado a la misma santa. El convento es hoy el Museo José Luis Cuervas , inmediatamente al norte de la iglesia, en la calle de la Academia. Las dos puertas de la iglesia en la calle Moneda indican que formaba parte de un convento femenino. El convento, fundado en 1600, sufrió una serie de tragedias, como inundaciones e incendios a lo largo del siglo XVII. El convento tenía aquí una iglesia o capilla más pequeña, pero el nuevo templo se construyó por etapas a lo largo de la segunda mitad del siglo XVIII.

Desde el punto de vista estilístico, el templo es importante porque marca la transición entre el antiguo estilo barroco y el neocolonial, que dominaría la mayor parte de la arquitectura religiosa durante más de 100 años. La Academia de Arte de San Carlos , que da nombre a la calle, abrió sus puertas en 1781. Uno de los principales motivos de su apertura fue imponer el estilo neoclásico en el Imperio español. La Academia presionó casi de inmediato a los constructores de esta iglesia para que el edificio cumpliera sus nuevas normas contrarreformistas. El arquitecto Francisco Guerrero y Torres fue contratado para reemplazar y construir sobre el templo construido unos cien años antes por Alonso Martínez López.

La iglesia sigue dedicada a Santa Inés de Roma. Su papel como una de las primeras mártires cristianas no se recuerda a menudo y, en realidad, es probable que esté oscurecido por las leyendas de la Iglesia primitiva. Nació en la nobleza romana en 291 d.C. y fue martirizada 12 o 13 años después, durante el reinado de Diocleciano. Es la patrona de la castidad y la pureza y, a menudo, de las jóvenes y las exploradoras. Muchas iglesias conmemoran su vida el 21 de enero.

La iglesia destaca por los relieves originales de las puertas exteriores tallados en madera  y por la cúpula. Las puertas representan a Santa Inés de Roma y a Santiago Matamoros, es decir, Santiago el Matamoros. También hay representaciones de Diego Caballero e Inés de Velasco, que habían sido patronos del primitivo convento. Uno de los pintores más destacados de la época colonial, Miguel Cabrera, fue enterrado en la iglesia mucho antes de que se terminara el nuevo templo. Cabrera murió en 1768.

El Templo de Santa Inés fue reedificado en 1790, aunque la cúpula estaba inacabada. Siguió formando parte del convento hasta 1861, cuando la propiedad fue nacionalizada. Pasó algún tiempo como almacén de forrajes, pero finalmente se convirtió en iglesia parroquial. Hoy en día, es una parada importante en un viaje a algunas de las partes más profundas del Centro Histórico .