Capilla Olla de Piedra, capilla de San Antonio de Padua, Tecómitl

La Capilla Olla de Piedra es mucho más que el nombre tocayo de Tecómitl. Desde luego, se pueden ver muchas referencias a la “olla de piedra” en el centro cultural del lugar, que ahora es el FARO Milpa Alta; no será este el único lugar donde te topes con este nombre.

De origen náhuatl, Tecómitl deriva de la palabra tecome. Se piensa que es una forma del término tecomic, compuesto por tetl (“piedra”), comitl (“olla”) y el sufijo locativo –co (“en” o “lugar de “). Así que el nombre del pueblo se puede traducir como “lugar de la olla de piedra”. Cuando se llega a la capilla de San Antonio se encuentra la “olla de piedra” original; se trata de una oquedad natural formada por el escurrimiento de lava arrojada por el Teutli. Este volcán hizo erupción hace ya más de diez mil años, y cuando la lava se solidificó, dejó una burbuja de aire que finalmente se convirtió en un hueco entre la sólida pared de piedra volcánica, tan dura como el acero.

Los estudiosos piensan que el lugar donde hoy está la capilla fue un centro ceremonial en el que los antiguos pobladores del área llevaban a cabo rituales para propiciar la fertilidad de la gente y los cultivos. En cualquier caso, el volcán Teutli no sólo se puede avistar ahora desde la capilla, sino que es un ente vivo en las leyendas y cuentos que forman parte de la tradición oral de los actuales pobladores de la región.

Desde luego, la mitología prehispánica sufrió adaptaciones para convergir con las necesidades de la imposición del catolicismo en la era colonial. Una de ellas dice que los cultivadores de maguey oían en sus milpas el llanto de un pequeño niño. Esto prosiguió durante días, razón por la cual los labradores emprendieron una búsqueda intensa. Entonces, uno de ellos movió una piedra que cubría la parte superior de la “olla de piedra”. Al destaparla, lo que producía el sonido resultó ser la figura de un hombre con hábito de monje cargando a un niño. Los labriegos dieron aviso a los frailes franciscanos de lo que habían encontrado, y éstos no dudaron en afirmar que se trataba de una imagen de San Antonio de Padua que sostenía en sus brazos al mismísimo Niño Jesús. Desde entonces, San Antonio devino santo patrón de la comunidad y su aparición en el lugar se celebra hasta nuestros días.

La construcción de la capilla de Olla de Piedra comenzó poco después de aquella milagrosa revelación (aunque no parece haberse registrado una fecha exacta). Se le erigió usando la roca volcánica abundante en los alrededores para proteger la “olla de piedra” y con ella, el legado mítico de la fundación del pueblo. Las celebraciones que hoy vemos dan comienzo cada año el 11 de junio. La actual estatua de San Antonio se decora con ofrendas florales y se le lleva en procesión a varios puntos del pueblo donde se le festeja hasta que, bien entrada la mañana del día 13, se le regresa a su lugar original.

Aunque a veces la capilla de Olla de Piedra y su pequeña plaza circundante pueden parecer un poco tristes y solitarias, escuchar las leyendas sobre su origen resulta una experiencia placentera y, sin duda, es fascinante darse cuenta cómo la historia permanece viva allí. Así que aconsejamos que no dejes de visitar este fantástico lugar de la Ciudad de México.

Fuentes consultadas para esta página: 
WikiCity: Capilla Olla de Piedra
El color de la fe. Por Diego Rodarte: El hallazgo en la olla de piedra