El Museo de Arte de la SHCP se encuentra en la antigua sede del Obispado de Ciudad de México. En él encontrarás una exposición permanente de obras de arte obtenidas a través del programa de “pago en especie” que se ofrece a todos los artistas de México. Muchos de los artistas más grandes e importantes del país han realizado el pago de sus impuestos a través de la figura de pagos en especie. El resultado es una impresionante colección de muebles, objetos ornamentales y piezas de arte menor, además de pinturas, esculturas, grabados y obras de metal y monedas con la suficiente calidad como para formar parte de exposiciones de museo.
La colección permanente incluye obras, sólo por nombrar a algunos pocos, de Juan Correa, Diego García, Rufino Tamayo, Federico Cantú, Antonio Ruiz, Adolfo Best Maugard y Raúl Anguiano. El pintor David Alfaro Siqueiros fue un gran defensor de este programa. Puedes ver parte de su obra aquí y en otros muchos lugares de la ciudad.
Como muchos de los museos de Ciudad de México, el edificio resulta tan fascinante como la colección.
El primer arzobispo de la Nueva España fue Fray Juan de Zumárraga. Es famoso por haber publicado en 1539 el primer libro impreso en el hemisferio occidental, la obra de su autoría titulada Breve y más compendiosa doctrina Cristiana en lengua Mexicana y Castellana, la cual se imprimió tanto en náhuatl como en español.
Zumárraga ordenó que su palacio se construyera en el lugar donde anteriormente se encontraba un templo dedicado a Tezcatlipoca, protector de los guerreros. Sin embargo, murió antes de poder mudarse. Es por ello que el edificio se convirtió en la sede del Arzobispado.
Para 1530 este edificio ya se encontraba terminado y establecido, sin embargo, aún así fue completamente reconstruido a mediados del siglo XVIII. En 1730, Juan Antonio Vizarrón y Eguiarreta se convirtió en el primer arzobispo de México, y, en 1734 llegó a ser virrey de la Nueva España. Mantuvo ambos títulos hasta su muerte en 1747. Durante su corto mandato mandó reconstruir el palacio por completo. Un arquitecto llamado José Miguel de Rivera Sarabia se encargo de la edificación de su monumental fachada y dirigió el proyecto. En 1771, el obispo Alonso Núñez de Haro se hizo cargo de la casa contigua y amplió toda la estructura hasta convertirla en el imponente edificio que vemos hoy.
En total, el palacio albergó a unos 33 obispos. El edificio fue nacionalizado en 1859 y en 1861 se vendió. Durante el Segundo Imperio Mexicano, bajo el mandato de Maximiliano, un obispo vivió brevemente en este recinto, pero para 1867 ya había sido abandonado nuevamente. Las oficinas federales de contabilidad, tesorería, pensiones y nóminas se trasladaron allí junto con sus imprentas. Desde entonces el edificio ha sido ocupado por oficinas y parece que su historia de ocupación se ha estabilizado.
Hoy en día, no sólo es un gran museo para visitar, sino un impresionante ejemplo de la arquitectura palaciega del siglo XVIII.
Horario: De martes a domingo, de 10.00 a 17.00 h.
Cercano a 0.03 kms.
Cercano a 0.04 kms.
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