Templo Expiatorio Cristo Rey (Antigua Basílica de Guadalupe)

El Templo Expiatorio a Cristo Rey (la antigua Basílica de Guadalupe), se inició a construir el 25 de marzo de 1695. Fue finalmente terminado en abril de 1709. Nunca ha dejado de ser parte importante del complejo de la Villa, incluso a pesar de su usurpación por otros edificios más relevantes.

El arquitecto principal fue Pedro de Arrieta. Con cuatro torres octagonales en cada una de sus esquinas, el edificio cuenta con 15 bóvedas y una cúpula octagonal adornada con un farol cubierto de teja de talavera amarilla y azul.

A principios de siglo XIX, y con motivo de la construcción del convento de los capuchinos en su lado este, el templo sufrió graves daños. Luego fue alterado drásticamente. Su estilo barroco desapareció en su mayoría y fue reemplazado por el neoclásico. Se agregó un altar diseñado por José Agustín Paz y el famoso Manuel Tolsá.

Este altar fue posteriormente reemplazado por un altar de mármol blanco de Carrara diseñado por Juan Agea Salomé Pina y tallado por Carlo Nicoli. Todo el interior de la iglesia fue nuevamente restaurado, ampliado y redecorado con cinco pinturas monumentales que representan pasajes de la historia de Guadalajara. Estas obras se terminaron en 1895.

Tras la elevación en 1904 de la colegiata al rango de Basílica, se llevó a cabo una coronación papal el 12 de diciembre de ese mismo año. En 1921 una bomba destruyó alrededor del 95% de la iglesia. La sagrada imagen de la Virgen, sin embargo, se mantuvo intacta. Los feligreses asumieron que era un milagro. Sin embargo, debido a la explosión el templo sufrió daños irreversibles, en 1976 estaba al borde del colapso.

Para 1979, el Instituto Nacional de Arqueología e Historia (INAH) ya había iniciado un proceso de recuperación del edificio, fortaleciendo los cimientos y restaurándolo lentamente. El templo volvió a abrir sus puertas recién en el 2000. Ahora con el nombre de Templo Expiatorio de Cristo Rey. La antigua Basílica de Guadalupe todavía merece una visita.